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Día 22 de diciembre: Lc 1,46-56
“Proclama mi alma la grandeza del Señor y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador…”
Hacer tu voluntad en la propia vida, Señor, es conseguir la alegría profunda de sentir tu salvación. María siente en su ser que se están cumpliendo tus promesas, y así fue. Yo también siento en mí, a pesar de todas mis miserias, que tu Palabra se va gestando en mi ser y va produciendo nueva Vida… Sé que tú me transformas y lo siento concretamente en estos hechos de mi vida…
Con el canto del Magnificat, María me enseña el verdadero valor de la humildad… Reconoce que las generaciones la llamarán bienaventurada; ¿por qué me podrán felicitar a mí las generaciones?… Y se da cuenta de la misericordia que tiene Dios para con su pueblo; ¿soy consciente de la misericordia del Señor para conmigo?…
¡Hoy quiero reconocer tu presencia en mi vida, Señor, y decir con María: Proclama mi alma la grandeza del Señor y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador!