¡Dios, S.O.S!

Perdidos por la vida…

 En este tiempo del año, en Roma –ciudad que me albergó durante dos años- se comienza a ver a los turistas parados en las diversas esquinas, con sus característicos planos de la ciudad, buscando caminos para llegar al lugar deseado. Eso me ha recordado a tantas personas que, en diversas etapas de la vida, se detienen para pensar dónde van.

Como aquel turista, hay quienes van por la vida sin ningún plano que les dirija por la ciudad desconocida, otros llevan costosos planos detallados, algunos caminan con un pequeño dibujo que no tiene el nombre de gran cantidad de calles, muchos van acompañados de guías turísticos e incluso hay quien se equivocó de plano y ¡sacó de la maleta la guía de otra ciudad!.

Lo cierto es que todos, en determinado momento de la vida, nos detenemos ante las encrucijadas para ver por dónde continuamos. El primer momento en el cual se ve claramente esa necesidad de definir el camino es la adolescencia; allí preguntamos, decidimos una vía, regresamos por otra, conseguimos guías, soñamos con el futuro…

Sí, la vida es un pasaje por una ciudad desconocida llamada historia. Y cuando nos damos cuenta de ello, lo primero que hacemos es pararnos para definir a dónde queremos ir. Algunas veces encontramos calles cerradas y debemos ir por otro lado, pero si la meta final está clara, caminaremos sabiendo que cada vez estaremos más cerca de ella.

En otro momento nos detendremos para ver a nuestro alrededor y escoger a los compañeros de viaje; es cuando decidimos cuál será nuestro estilo de vida y con quien vivirlo: noviazgo y matrimonio o noviciado y profesión de votos o soltería. En ocasiones tardamos en encontrar a los compañeros adecuados, otras los conseguimos con gran facilidad. Algunos están claros en el lugar final donde desean andar y van juntos, pero a otros les falta esa claridad y en alguna otra encrucijada descubren que desean llegar a lugares distintos y se separan.

Y ahora, ¿quién podrá ayudarme?

Pero volvamos a nuestro turista parado en la esquina, dudoso de preguntar, con un plano difícil de entender y –para completar- sin conocimiento del idioma. Quien haya vivido esa experiencia, sabe que la primera vez es terrible y se siente la desesperación de encontrarse perdido. Aquél que ha experimentado lo mismo en la vida –es decir, detenerse solo, sin saber qué hacer con su vida- también conoce el sentimiento de desolación total, sin respuestas válidas para actuar o continuar con la propia existencia. Es en ese momento en el cual surge un grito casi desesperado del alma: ¡Dios mío! ¡Ayúdame!

Las oraciones propuestas por la Iglesia desde tiempos primitivos para todos los cristianos, es decir los “laudes” y “vísperas”, comienzan con un grito desde lo más profundo de la existencia: ¡Dios mío, ven a salvarme!, y la respuesta de la asamblea se convierte en una amplificación de ese grito: ¡Señor, date prisa en socorrerme!

Él, el Dios de la Vida, es nuestro auxilio. A él dirigimos un fuerte S.O.S. para que se apure y envíe refuerzos para poder continuar nuestro camino por la historia. Esa es la oración diaria del hombre postmoderno y de todos los tiempos; es la necesidad de respuestas claras que confirmen nuestro caminar. Él es el único que nos puede ayudar a descubrir cuál es la vía correcta para alcanzar la plenitud.

Pero, ¿cómo podemos entendernos con Dios si lo único que sabemos de su código Morse es transmitir tres puntos, tres rayas y tres puntos (S.O.S.)? ¿Cómo continuar la comunicación con este Dios que nos invita a estar con Él?

Facilitarte métodos y colaborar contigo en el ajustar la frecuencia de tu transmisión del S.O.S. a Dios es el objetivo de esta sección; así podremos dar respuestas válidas a las interrogantes que se manifiestan ante la incertidumbre de la encrucijada. Para ello compartiremos las dificultades presentadas en nuestra oración y diversas formas de hablar con Dios, acudiendo a la experiencia de tantos que han transitado estas calles de la vida espiritual antes que nosotros, o alguna otra inquietud que tengas sobre tu vida con Dios y desees compartirnos para  buscar juntos respuestas.

Sin más, te invito y animo a gritar juntos ¡Dios! ¡Ayúdanos!

La Buena Nueva: Domingo 26 de agosto de 2012

Ideas para la meditación del Evangelio del vigésimo primer Domingo del tiempo ordinario ciclo B (26-08-2012):

  •  Como comentábamos la semana pasada, para la comunidad que escribe el Evangelio de Juan es importantísimo reflexionar sobre el sentido de la Eucaristía. Por eso, hoy continúa la lectura del capítulo sexto, pero con un vuelco que encontramos en los primeros versículos leídos.
  • Al afirmar Jesús “mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”, muchos de sus discípulos se escandalizaron. Sí, querido hermano radioescucha, algunos se escandalizaron de lo que cada día hacemos en la Eucaristía. Y visto desde fuera e inocentemente pudiera parecer que no hay razón para escandalizarse así. Pero tratemos de presentar rápidamente algunos motivos de ese escándalo.
  • Un primer motivo ya lo asomamos en programas anteriores: Jesús se identifica con el Cordero inmolado para el perdón de los pecados. Lógicamente, esto podría sonar a una blasfemia, pues ¿quién es éste para perdonar los pecados si eso solamente lo puede hacer Dios? Entonces, la promesa de Jesús de ser él quien cargue con el pecado del mundo, escandaliza a sus seguidores, pues es equivalente a declararse Dios. Claro, para nosotros hoy en día es fácil comprender esto pues sabemos que Jesús es el Hijo de Dios.
  • Un segundo motivo de escándalo es la promesa que hace Jesús de vida eterna. El pueblo judío aún no tenía muy claro lo que pasaría luego de la muerte: para unos, ciertamente se esperaba la resurrección; para otros, todo quedaba allí, en la muerte, terminando definitivamente la existencia. Existía tanta discrepancia en este sentido que en alguna ocasión San Pablo aprovechó esas discusiones para desviar la mirada a las acusaciones hechas a él y lograr escapar. Lo cierto es que con la resurrección de Jesús, todas estas dudas terminan para nosotros, los cristianos. Sabemos que disfrutaremos de la vida eterna como un don regalado por Dios a la humanidad; sabemos que esa eternidad la podemos vivir en la plenitud del amor o en la soledad total, de acuerdo a las elecciones realizadas en esta dimensión llamada vida terrenal. Así, cuando Jesús dice que él es la vida eterna, entonces nos está diciendo que siguiendo su palabra y alimentándonos de él podremos disfrutar plenamente del amor de Dios que llega a su culmen en la eternidad.
  • Como tercer motivo de escándalo vemos que Jesús abre la puerta de la salvación. De esta manera, no se salvarán únicamente los israelitas, es decir el pueblo escogido, sino que se inicia un nuevo pueblo escogido, su Iglesia. La salvación no viene a través de un linaje, sino de la vida que el Espíritu Santo nos brinda y la manera como acogemos esa vida. El primer movimiento de llamada lo hace Dios padre y así deja de ser la salvación algo garantizado por pertenecer a un pueblo, siendo gracia de Dios ofrecida a todos pero solamente aceptada por algunos, es decir por quienes no se escandalizan de la Palabra de Dios que es Jesucristo.
  • El cuarto motivo de escándalo es más profundo y pienso que aún hoy en día puede ser escandaloso para algunos. Lo encontramos en la frase que hemos comentado la semana pasada, pero que hoy enfocamos desde otra perspectiva: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”. En cada consagración nos insertamos en la ofrenda del cuerpo y sangre de Jesús que son entregadas por la salvación de todos. Pero esas palabras no las dice el sacerdote solamente en nombre de Cristo, sino en nombre propio, en nombre de la asamblea que celebra y de toda la Iglesia creyente. Cada cristiano ofrece su cuerpo y su sangre por la salvación del mundo. Esto puede ser lo más escandaloso, pues es el compromiso real del cristiano: ofrenda de amor a Dios y a la humanidad.
  • Por eso la pregunta que hace Jesús a los Doce también la dirige a cada uno de nosotros: ¿También ustedes quieren dejarme? Y es en ese momento cuando debemos optar, renovando o no nuestro compromiso cristiano de seguimiento, incluso en la cruz y el dolor.

Hagamos de la respuesta de Pedro nuestra oración del día de hoy: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”.

La Buena Nueva: Domingo 19 de agosto de 2012

Ideas para la meditación del Evangelio del vigésimo Domingo del tiempo ordinario ciclo B (19-08-2012):

  •  Continuamos con la reflexión del discurso de pan de Vida presentado por el Evangelio de Juan.
  • Para comprender el texto de hoy, es importante saber para quién está escrito el evangelio de Juan: para comunidades que han ido conociendo el cristianismo pero que se encuentran inmersas en la cultura griega. Muchas de estas comunidades están conformadas por paganos convertidos al Evangelio, es decir, no conocían las tradiciones judías.
  • Y esto es muy importante tenerlo claro. Pues para el judío no era extraño el asumir que el pan pascual, llamado matzá, representara al cordero inmolado. Esto se debía a un recuerdo de la segunda esclavitud, es decir, cuando el pueblo judío fue esclavizado y deportado a Babilonia. Allí, para la celebración de la cena pascual, los judíos no podían comer cordero pues no lo poseían; por eso, el pan sin levadura pasa a representar el cordero, costumbre que llegó a los tiempos de Jesús.
  • Es decir, cuando Jesús habla de comer su carne y beber su sangre, claramente se está identificando con el pan y vino pascual, y, por lo tanto, con el cordero inmolado.
  • Claro, para el pueblo judío eso era comprensible, aunque la pregunta ¿cómo puede éste darnos a comer su carne? La haya colocado el evangelista en boca de los judíos. Pero para los pueblos paganos, especialmente el pueblo romano y griego, para quienes no era extraño haber pasado por etapas de sacrificios humanos, el escándalo fue grande, llegando a decir incluso que los cristianos eran caníbales, pues en sus fiestas mataban y se comían a un tal Jesús. ¡Pobre gente que no podía comprender el carácter simbólico, y mucho menos el Sacramental de la Eucaristía!
  • Y aquí deseo incluir en nuestra reflexión de hoy un aspecto importante: el pan eucarístico no representa a Jesucristo; es Jesucristo. La realidad sacramental no es un mero símbolo, es la presencia viva y activa de Dios en medio de su pueblo. Por eso, cada vez que comemos el pan eucarístico estamos comiendo a Jesucristo, permitiendo que él viva verdaderamente en nosotros. Este es tal vez el mayor de los milagros de nuestro Dios.

Por eso, te invito a que esta semana te animes a revisar tu vida y, mediante un buen examen de conciencia y una confesión sacramental, es decir con sacerdote incluido, para que así puedas alimentarte de este pan de vida eterna.

La Buena Nueva: Domingo 05 de agosto de 2012

Ideas para la meditación del Evangelio del décimo octavo Domingo del tiempo ordinario ciclo B (05-08-2012):

  •  El domingo pasado, con el texto de la multiplicación de los panes, iniciamos la reflexión de la llamada parte eucarística del Evangelio de san Juan.
  • Por eso, este domingo Jesús nos invita a trabajar por el alimento que dura para la vida eterna, es decir, el pan Eucarístico, el cuerpo y sangre del Señor. Ese es el alimento dado por el Hijo del hombre, por Jesucristo.
  • Y he allí un detalle muy importante sobre la realidad sacramental de la Eucaristía. El pan y el vino una vez consagrados se convierten en el cuerpo y sangre del Señor, por lo que no son meros símbolos, sino una realidad trascendente, es decir se transforman en algo que va más allá de su apariencia y de nuestros propios sentidos.
  • La fe en esa realidad oculta en la apariencia de pan y vino es la expresión máxima de la obra de Dios en nosotros. Ciertamente, la Eucaristía es capaz de alimentar nuestra vida de fe y darnos las fuerzas del mismo Dios en nosotros.
  • Jesús es el pan que baja al cielo y en cada Eucaristía se da a nuestra vida. Él es quien nos transforma, calmando nuestra hambre y sed de Dios, colocándonos en una relación justa entre la repartición del pan material y el pan espiritual. Ambos se complementan para dar vida en plenitud al ser humano.

Por eso, es importante prepararnos para recibir al Dios de la vida en el pan Eucarístico. Te invito a que este domingo recibas al Señor Jesucristo en tu corazón, ya sea con la comunión Eucarística si estás preparado para ella o en la comunión espiritual, contemplando el sacramento de la Eucaristía y entablando un diálogo con nuestro Dios que se hace pan para nosotros.