Ideas para la meditación del Evangelio del décimo octavo Domingo del tiempo ordinario ciclo B (05-08-2012):
- El domingo pasado, con el texto de la multiplicación de los panes, iniciamos la reflexión de la llamada parte eucarística del Evangelio de san Juan.
- Por eso, este domingo Jesús nos invita a trabajar por el alimento que dura para la vida eterna, es decir, el pan Eucarístico, el cuerpo y sangre del Señor. Ese es el alimento dado por el Hijo del hombre, por Jesucristo.
- Y he allí un detalle muy importante sobre la realidad sacramental de la Eucaristía. El pan y el vino una vez consagrados se convierten en el cuerpo y sangre del Señor, por lo que no son meros símbolos, sino una realidad trascendente, es decir se transforman en algo que va más allá de su apariencia y de nuestros propios sentidos.
- La fe en esa realidad oculta en la apariencia de pan y vino es la expresión máxima de la obra de Dios en nosotros. Ciertamente, la Eucaristía es capaz de alimentar nuestra vida de fe y darnos las fuerzas del mismo Dios en nosotros.
- Jesús es el pan que baja al cielo y en cada Eucaristía se da a nuestra vida. Él es quien nos transforma, calmando nuestra hambre y sed de Dios, colocándonos en una relación justa entre la repartición del pan material y el pan espiritual. Ambos se complementan para dar vida en plenitud al ser humano.
Por eso, es importante prepararnos para recibir al Dios de la vida en el pan Eucarístico. Te invito a que este domingo recibas al Señor Jesucristo en tu corazón, ya sea con la comunión Eucarística si estás preparado para ella o en la comunión espiritual, contemplando el sacramento de la Eucaristía y entablando un diálogo con nuestro Dios que se hace pan para nosotros.