Ideas para la meditación del Evangelio del 4to domingo de Cuaresma ciclo B (18-03-2012):
El Evangelio que nos presenta el día de hoy san Juan, es un poco difícil. Claro, y es que está hablándole a Nicodemo, un hombre culto de su tiempo que le veía a escondidas para no ser acusado de seguidor de Jesús. Por eso, Jesús no le deja la cosa fácil a este letrado.
- En primer lugar, Jesús se refiere al pasaje del Génesis, donde Dios le pide a Moisés que haga una serpiente de bronce y la levante para que todo el picado por ese animal, al contemplarla quede sano. Igual sucederá con el mismo Cristo: será levantado en la cruz para que todo el que crea en él tenga vida eterna.
- Ahora bien, ¿cómo es esto de ser curado al contemplar la cruz o, en el caso de Israel, al contemplar la serpiente? No son esos objetos los que curan por sí mismos, ya que ellos solos son simple elementos dañinos. Es la gracia de Dios que nos recuerda la existencia del mal y nos mueve a renunciar a ese mal: así, Jesús en la cruz nos recuerda que con nuestros pecados también somos parte de quienes crucificaron al Hijo de Dios y, por amor a él, dejamos atrás la vida de pecado para abrazar la vida eterna. Pero eso solamente es posible desde la fe.
- Por otra parte, el corazón del ser humano está lleno de ambigüedades: por un lado quiere el bien, por otro el mal; en un momento es capaz de pensar en la otra persona, luego pasa a cerrarse en el egoísmo… total, necesitamos parámetros claros, más allá de nuestras subjetividades, para no apartarnos del bien. Eso nos lo da contemplar el mayor gesto de amor de Dios por nosotros: entregar a su Hijo único para que subiendo a la cruz nos mostrara la salvación dada por el Padre.
- Responder a ese gesto de amor de Jesús es abrazar la luz y la verdadera vida, luchando por morir al propio egoísmo y a la injusticia que condena a la cruz a tantos inocentes. Por eso, acercarse a la luz, es decir a la Palabra de Dios, como brújula que guía nuestras vidas, implica aborrecer las tinieblas.
- Por lo tanto, como podemos desprender de este texto, la salvación eterna es una oferta que hace Dios a toda la humanidad, pero cada uno debe tomar la decisión de abrazarla o de rechazarla, optando por vivir en el verdadero bien o haciendo las obras del mal.
Te invito a que en esta semana puedas profundizar estas ideas, cuestionándote al contemplar a Jesús crucificado si realmente en tu vida obras por amor a él, viéndole a en los demás, o te has dejado llevar por otros caminos que a la larga no te brindarán la plenitud de vida.