1er Lunes de Adviento: Is 2,1-5 “Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas”

En este día me invitas a dejarlo todo para subir a tu encuentro, Señor; pero hay tantas cosas que me atan y no me dejan subir hacia ti… Sin embargo, tú insistes y me llamas, pero no a subir solo, sino en grupo, confiando en tu palabra que me instruye y cuidando no apartarme de tus caminos. Hoy me animas y, a pesar de las dificultades, sigo hacia tu encuentro. Seguramente, también encontraré distracciones en esa subida, pero mis hermanos me halarán para seguir subiendo hacia ti.

¿Cuáles son las ataduras que no me permiten salir libremente al encuentro del Señor? ¿Permito que mis hermanos me animen y me impulsen o soy arisco a sus palabras?

¡Gracias Señor por fijarte en mí y llamarme a caminar hacia ti!

1er. DOMINGO DE ADVIENTO: Is 2,1-3 “De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas”

En este nuevo adviento me invitas a esperar tu venida, Señor, como lo hizo el pueblo de Israel. Ante un mundo realmente descompuesto, con dolor causado por la injusticia y por múltiples pecados, la única esperanza que se presenta es tu presencia santa, purificadora, reveladora de misericordia. Empezando por mí mismo, el mundo debe cambiar, transformar los rencores en gestos de amor, las palabras hirientes en rosas que surjan de nuestras bocas, la mentira encubridora en la verdad misericordiosa… Pero necesito tu fuerza y tu poderío para dejarme ganar por ti, por tu presencia en mi vida.

¿Cuáles son las espadas con las que ataco a quienes me rodean? ¿Qué armas debo deponer en mi vida para que sea el Señor quien viva en mí? ¿Qué tierra está esperando ser arada por mí para que pueda surgir la verdadera vida de Dios?

¡Señor, ven a mi vida, transfórmame para que sea yo también tu palabra de amor!

La Buena Nueva: domingo 23 de septiembre de 2012

Ideas para la meditación del Evangelio del vigésimo quinto Domingo del tiempo ordinario ciclo B (23-09-2012):

  • En el Evangelio de hoy (Marcos) encontramos dos ambientes donde se mueve Jesús. El primero es el camino, término de itinerancia y movimiento. Allí Jesús instruye a los discípulos sobre la traición, el dolor, la cruz y la resurrección.
  • Los discípulos no entienden nada pero tienen miedo de pedir explicaciones.
  • Ciertamente, cuando vivimos de una manera tan rápida que no nos detenemos siquiera para pensar un momento, entonces dejamos pasar los hechos de nuestra vida sin entender nada y, más aún, sin pedirle a Dios explicaciones. Algunas cosas tendrán un sentido inmediato, otras serán posteriores y habrá aquellas que, definitivamente, no entenderemos. Nos resuenan las cruces, pues son mucho más impactantes, y no observamos las pequeñas resurrecciones diarias que son casi imperceptibles.
  • Por su puesto, al faltarnos oración, comenzamos a buscarnos a nosotros mismos, dando cabida a los deseos de poder e importancia ante los demás. De eso venían hablando por el camino los discípulos y de eso hablamos nosotros taaaaantas veces.
  • La vergüenza de distraernos de lo importante y dejarnos llevar por tonterías, nos sumerge en el silencio. Ante tanto dolor y sufrimiento, yo en lo que pienso es en mí y en mis ansias! Qué mal, Señor!
  • En el segundo ambiente, es decir ya en casa, en intimidad y sentados en torno a la mesa, la palabra de Jesús es tajante y hace referencia a dos actitudes vitales: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos!”.
  • Servicio haciéndose tan pequeño como un niño, en la inocencia y en la alegría.
  • De allí, los niños se convierten en el rostro visible de Dios.
  • Esta semana te invito a ser servidor de todos, como el niño más pequeño de la casa, que se encuentra sujeto a la obediencia de sus mayores.

La Buena Nueva: domingo 16 de septiembre de 2012

Ideas para la meditación del Evangelio del vigésimo cuarto Domingo del tiempo ordinario ciclo B (16-09-2012):

  • Este texto del Evangelio aparece repetidas veces en el año litúrgico, pero siempre para decirnos cosas nuevas.
  • Jesús nos pregunta a cada uno de nosotros ¿quién decimos que es él? Y depende de nuestra experiencia con el Señor la respuesta que le demos. Algunos, llevados por un conocimiento muy superficial del Salvador, dirán que es un hombre bueno, con muchos poderes, un gran profeta… incluso, gastarán muchos esfuerzos, tiempo y dinero en anunciar esa figura reducida de Jesús. Otros, podremos decir como Pedro: “Tú eres el Mesías”, es decir, el Hijo de Dios vivo, Dios y hombre verdadero, mi redentor y salvador…
  • Pero esa profesión de fe no es algo romántico. En primer lugar, Jesús nos pide que no hagamos espectáculos con nuestra experiencia de salvación: “Y les ordenó que no se lo dijeran a nadie”, dice el Evangelio de hoy. Y es que para quien tiene una verdadera experiencia de Dios, es algo tan íntimo que no puede expresarse con palabras.
  • Como segundo punto, encontramos que quien descubre verdaderamente al Mesías, recibe la gracia de abrazar las cruces de la vida diaria, cargar con el propio sufrimiento y el de otros pero con la mirada puesta en la resurrección. Las perspectivas de escape o de evitar el sufrimiento que surge del amor, son malos consejos para el alma, incluso palabras que nos pueden convertir en Satanás por muy buenas que sean nuestras intenciones. Por eso es tan importante el escuchar la Palabra de Dios, para saber dónde está el verdadero bien y el mal.
  • Por último, el Señor nos pide radicalidad. No quiere que nos entreguemos a medias, sino por completo. Así, si nos decimos cristianos, pues debemos cargar con nuestra cruz y seguirle. Cada estilo de vida trae su cruz; cada situación viene con sus dificultades. Lo importante es no perder de vista el sentido de vida eterna y de resurrección, pues allí hemos sido llamados.
  • Te invito a que esta semana puedas reconocer tu cruz y ofrecérsela al Señor, pidiéndole también ayuda para cargarla, pues lo haces por amor a él y a tus hermanos.

La Buena Nueva: Domingo 9 de septiembre de 2012

Ideas para la meditación del Evangelio del vigésimo tercer Domingo del tiempo ordinario ciclo B (09-09-2012):

  • Jesús se acerca a un sordo y tartamudo. Quienes lo acompañan le piden a Jesús que le cure.
  • Cristo hace un gesto que pudiera parecernos hasta algo asqueroso hoy en día: toca con su saliva la lengua y los oídos. Este gesto significa que el mismo Jesús, que es la Palabra viva, nos libera de todo aquello que proviene del pecado.
  • Jesús libera, sana y salva del pecado.
  • Debemos entender que esta Palabra viva debe tocar todo nuestro ser para liberarnos de nosotros mismos, del egoísmo. Nuestra falta de amor se ilumina con la Palabra. Por eso debemos dejarnos tocar por esa Palabra de Jesús.
  • El que se deja tocar por la Palabra de Dios aprende a expresarse desde la sabiduría del Señor.
  • ¿Cómo dejarnos tocar por la Palabra? Con la oración, la Eucaristía y vivencia de los Sacramentos, con la lectura de la Biblia, con la escucha de los demás.
  • ¿Cuántas personas están esperando ser curados por la Palabra? ¿Te atreves a ser portador de la Palabra para abrir oídos y desatar lenguas?

La Buena Nueva: Domingo 2 de septiembre de 2012

Ideas para la meditación del Evangelio del vigésimo segundo Domingo del tiempo ordinario ciclo B (02-09-2012):

  •  El Evangelio de hoy nos presenta dos problemas: ¿son válidas las tradiciones? ¿de dónde viene el mal?
  • Aún hoy en día, estas cuestiones siguen vigentes, pues se absolutizan posiciones que defienden ritos y tradiciones sin saber de dónde vienen, solamente porque las cosas han sido siempre así. No estoy diciendo que los ritos y tradiciones no sean necesarios ni válidos; al contrario. Los ritos y tradiciones nos ayudan a tener una identidad común como pueblo y como iglesia, pero entender de dónde vienen y porqué surgieron nos ayudan a vivirlos en su propio contexto. En el caso de la pureza o impureza de las manos presentado en el Evangelio de hoy, es claro que la razón inicial era por salubridad. El problema está cuando la limpieza de las manos se absolutiza y se le da un carácter sagrado, transformando en pecado una simple violación a una norma sanitaria (todos nosotros hemos escuchado al sentarnos a la mesa la pregunta “¿te lavaste las manos?”). De la misma forma sucede con los detalles litúrgicos hoy en día: algunos se hacen sin entender su sentido.
  • Por lo tanto, la tradición no es mala, pero se debe comprender en su sentido más profundo.
  • Por otra parte, los diez mandamientos nos ayudan a relacionarnos mejor entre todos. Son una medida objetiva del amor al prójimo. Por eso, no podemos estar jugando con ellos.
  • Hoy Jesús también nos insiste en cuidar lo que hay dentro de nuestro corazón. Las condiciones externas a nosotros no son las que nos dictan el comportamiento que tengamos, somos nosotros mismos los que escogemos entre el bien y el mal. Ese es el sentido más profundo de la libertad humana. Así, la gente y la sociedad que nos rodea puede insinuarnos algunas tentaciones, pero la decisión de pecar o no es personal.
  • Esta semana te invito a que veas con cuidado tus opciones y te des cuenta de lo que realmente hay en tu corazón.

La Buena Nueva: Domingo 26 de agosto de 2012

Ideas para la meditación del Evangelio del vigésimo primer Domingo del tiempo ordinario ciclo B (26-08-2012):

  •  Como comentábamos la semana pasada, para la comunidad que escribe el Evangelio de Juan es importantísimo reflexionar sobre el sentido de la Eucaristía. Por eso, hoy continúa la lectura del capítulo sexto, pero con un vuelco que encontramos en los primeros versículos leídos.
  • Al afirmar Jesús “mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”, muchos de sus discípulos se escandalizaron. Sí, querido hermano radioescucha, algunos se escandalizaron de lo que cada día hacemos en la Eucaristía. Y visto desde fuera e inocentemente pudiera parecer que no hay razón para escandalizarse así. Pero tratemos de presentar rápidamente algunos motivos de ese escándalo.
  • Un primer motivo ya lo asomamos en programas anteriores: Jesús se identifica con el Cordero inmolado para el perdón de los pecados. Lógicamente, esto podría sonar a una blasfemia, pues ¿quién es éste para perdonar los pecados si eso solamente lo puede hacer Dios? Entonces, la promesa de Jesús de ser él quien cargue con el pecado del mundo, escandaliza a sus seguidores, pues es equivalente a declararse Dios. Claro, para nosotros hoy en día es fácil comprender esto pues sabemos que Jesús es el Hijo de Dios.
  • Un segundo motivo de escándalo es la promesa que hace Jesús de vida eterna. El pueblo judío aún no tenía muy claro lo que pasaría luego de la muerte: para unos, ciertamente se esperaba la resurrección; para otros, todo quedaba allí, en la muerte, terminando definitivamente la existencia. Existía tanta discrepancia en este sentido que en alguna ocasión San Pablo aprovechó esas discusiones para desviar la mirada a las acusaciones hechas a él y lograr escapar. Lo cierto es que con la resurrección de Jesús, todas estas dudas terminan para nosotros, los cristianos. Sabemos que disfrutaremos de la vida eterna como un don regalado por Dios a la humanidad; sabemos que esa eternidad la podemos vivir en la plenitud del amor o en la soledad total, de acuerdo a las elecciones realizadas en esta dimensión llamada vida terrenal. Así, cuando Jesús dice que él es la vida eterna, entonces nos está diciendo que siguiendo su palabra y alimentándonos de él podremos disfrutar plenamente del amor de Dios que llega a su culmen en la eternidad.
  • Como tercer motivo de escándalo vemos que Jesús abre la puerta de la salvación. De esta manera, no se salvarán únicamente los israelitas, es decir el pueblo escogido, sino que se inicia un nuevo pueblo escogido, su Iglesia. La salvación no viene a través de un linaje, sino de la vida que el Espíritu Santo nos brinda y la manera como acogemos esa vida. El primer movimiento de llamada lo hace Dios padre y así deja de ser la salvación algo garantizado por pertenecer a un pueblo, siendo gracia de Dios ofrecida a todos pero solamente aceptada por algunos, es decir por quienes no se escandalizan de la Palabra de Dios que es Jesucristo.
  • El cuarto motivo de escándalo es más profundo y pienso que aún hoy en día puede ser escandaloso para algunos. Lo encontramos en la frase que hemos comentado la semana pasada, pero que hoy enfocamos desde otra perspectiva: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”. En cada consagración nos insertamos en la ofrenda del cuerpo y sangre de Jesús que son entregadas por la salvación de todos. Pero esas palabras no las dice el sacerdote solamente en nombre de Cristo, sino en nombre propio, en nombre de la asamblea que celebra y de toda la Iglesia creyente. Cada cristiano ofrece su cuerpo y su sangre por la salvación del mundo. Esto puede ser lo más escandaloso, pues es el compromiso real del cristiano: ofrenda de amor a Dios y a la humanidad.
  • Por eso la pregunta que hace Jesús a los Doce también la dirige a cada uno de nosotros: ¿También ustedes quieren dejarme? Y es en ese momento cuando debemos optar, renovando o no nuestro compromiso cristiano de seguimiento, incluso en la cruz y el dolor.

Hagamos de la respuesta de Pedro nuestra oración del día de hoy: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”.

La Buena Nueva: Domingo 19 de agosto de 2012

Ideas para la meditación del Evangelio del vigésimo Domingo del tiempo ordinario ciclo B (19-08-2012):

  •  Continuamos con la reflexión del discurso de pan de Vida presentado por el Evangelio de Juan.
  • Para comprender el texto de hoy, es importante saber para quién está escrito el evangelio de Juan: para comunidades que han ido conociendo el cristianismo pero que se encuentran inmersas en la cultura griega. Muchas de estas comunidades están conformadas por paganos convertidos al Evangelio, es decir, no conocían las tradiciones judías.
  • Y esto es muy importante tenerlo claro. Pues para el judío no era extraño el asumir que el pan pascual, llamado matzá, representara al cordero inmolado. Esto se debía a un recuerdo de la segunda esclavitud, es decir, cuando el pueblo judío fue esclavizado y deportado a Babilonia. Allí, para la celebración de la cena pascual, los judíos no podían comer cordero pues no lo poseían; por eso, el pan sin levadura pasa a representar el cordero, costumbre que llegó a los tiempos de Jesús.
  • Es decir, cuando Jesús habla de comer su carne y beber su sangre, claramente se está identificando con el pan y vino pascual, y, por lo tanto, con el cordero inmolado.
  • Claro, para el pueblo judío eso era comprensible, aunque la pregunta ¿cómo puede éste darnos a comer su carne? La haya colocado el evangelista en boca de los judíos. Pero para los pueblos paganos, especialmente el pueblo romano y griego, para quienes no era extraño haber pasado por etapas de sacrificios humanos, el escándalo fue grande, llegando a decir incluso que los cristianos eran caníbales, pues en sus fiestas mataban y se comían a un tal Jesús. ¡Pobre gente que no podía comprender el carácter simbólico, y mucho menos el Sacramental de la Eucaristía!
  • Y aquí deseo incluir en nuestra reflexión de hoy un aspecto importante: el pan eucarístico no representa a Jesucristo; es Jesucristo. La realidad sacramental no es un mero símbolo, es la presencia viva y activa de Dios en medio de su pueblo. Por eso, cada vez que comemos el pan eucarístico estamos comiendo a Jesucristo, permitiendo que él viva verdaderamente en nosotros. Este es tal vez el mayor de los milagros de nuestro Dios.

Por eso, te invito a que esta semana te animes a revisar tu vida y, mediante un buen examen de conciencia y una confesión sacramental, es decir con sacerdote incluido, para que así puedas alimentarte de este pan de vida eterna.

La Buena Nueva: Domingo 05 de agosto de 2012

Ideas para la meditación del Evangelio del décimo octavo Domingo del tiempo ordinario ciclo B (05-08-2012):

  •  El domingo pasado, con el texto de la multiplicación de los panes, iniciamos la reflexión de la llamada parte eucarística del Evangelio de san Juan.
  • Por eso, este domingo Jesús nos invita a trabajar por el alimento que dura para la vida eterna, es decir, el pan Eucarístico, el cuerpo y sangre del Señor. Ese es el alimento dado por el Hijo del hombre, por Jesucristo.
  • Y he allí un detalle muy importante sobre la realidad sacramental de la Eucaristía. El pan y el vino una vez consagrados se convierten en el cuerpo y sangre del Señor, por lo que no son meros símbolos, sino una realidad trascendente, es decir se transforman en algo que va más allá de su apariencia y de nuestros propios sentidos.
  • La fe en esa realidad oculta en la apariencia de pan y vino es la expresión máxima de la obra de Dios en nosotros. Ciertamente, la Eucaristía es capaz de alimentar nuestra vida de fe y darnos las fuerzas del mismo Dios en nosotros.
  • Jesús es el pan que baja al cielo y en cada Eucaristía se da a nuestra vida. Él es quien nos transforma, calmando nuestra hambre y sed de Dios, colocándonos en una relación justa entre la repartición del pan material y el pan espiritual. Ambos se complementan para dar vida en plenitud al ser humano.

Por eso, es importante prepararnos para recibir al Dios de la vida en el pan Eucarístico. Te invito a que este domingo recibas al Señor Jesucristo en tu corazón, ya sea con la comunión Eucarística si estás preparado para ella o en la comunión espiritual, contemplando el sacramento de la Eucaristía y entablando un diálogo con nuestro Dios que se hace pan para nosotros.